Después de tamaña experiencia, recuerdo haberme preguntado si existían profesionales que se dedicaran exclusivamente a tratar los TCA, personas que entendieran realmente lo que me estaba pasando, pero que al mismo tiempo, no se les olvidara que hay una persona que después de años, por fin buscó ayuda. No conocía a nadie así en Chile, y asumí que, de existir, estarían fuera del país.
Continué el tratamiento con otra psicóloga del mismo centro, pero muchas veces ví como síntomas comunes de un TCA eran minimizados durante el tratamiento, y nunca me sentí cómoda.
Aunque los síntomas más graves comenzaron a disminuir con el tiempo, mi trastorno seguía latente, transformándose en una obsesión por las dietas y la alimentación "correcta". Era una forma menos visible y más normalizada de estar enferma, pero, hoy, al mirar hacia atrás, sé que seguía estando atrapada. Nuevamente el TCA se había adaptado a las circunstancias para hacerse más sigiloso y menos evidente.
Mirando hacia atrás, sé que el punto de quiebre fue cuando viajé a Irlanda por estudios. Al estar obligada a convivir con otros, me di cuenta de lo restringida que estaba por mi obsesión. Veía como las demás personas vivían tan libremente su alimentación, sin preocupaciones, sin tanta rigidez, no habían preocupaciones y qué comer y qué no era un desgaste que ellos no tenían a diario.
Además de hacerme consciente de aquello, en este nuevo contexto no podía ocultar tan fácilmente mi parte enferma y comencé a cuestionarme: Lo que he venido haciendo por años, ¿realmente vale la pena? Pero, al mismo tiempo, no sabía cómo alejarme de quien me había acompañado por tanto tiempo.
Fue entonces cuando decidí comenzar a leer libros sobre la recuperación de los trastornos de la conducta alimentaria y sobre la cultura de la dieta, escritos por profesionales de la salud mental pero también por nutricionistas especializados en este trastorno.
Debo reconocer que inicie con poca expectativa, tenía miedo de soltar todo lo que yo creía que había obtenido con el trastorno. Pero llegó la pandemia, y además de formarme de manera autodidacta, utilicé los momentos libres para estudiar un diplomado en TCA.
Por fin, encontré personas como yo, pero que se querían recuperar, que no buscaban cómo seguir enfermas. ¡Por fin estaba recibiendo lo que tanto necesitaba! Información que me ayudaba a entender que no estaba sola, que éramos muchas las afectadas por el mismo enemigo y que había una solución desde profesionales que entendían lo que estaba pasando.
Este camino de recuperación tuvo altos y bajos, pero finalmente decidí sanar cuando acepté que no tendría el control total de la alimentación y, sobre todo, de mi cuerpo. Me comprometí conmigo misma a buscar maneras más saludables de sanar mis dolores. Abandoné la idea de alcanzar la delgadez, sabiendo que sería un trayecto difícil, que recibiría comentarios, pero también decidida a no volver a sentir el infierno que había vivido durante más de 10 años.
Con esta convicción, una vez finalizado mi diplomado, decidí realizar un máster en España en la misma área, ya que esta especialidad aún no estaba en Chile. Junto a la terapia, por primera vez, comencé a sentir que estaba verdaderamente en el camino de la sanación.
Hoy, como psicóloga especializada en TCA, mi mayor propósito no reside solo en conocimientos o herramientas que puedo ofrecer, sino en crear un espacio seguro, un lugar donde puedan explorar y buscar ayuda sin miedo a ser juzgadxs porque sé lo mucho que cuesta decir ¡Hey, creo que necesito ayuda!
Mi misión es brindar ese espacio donde, por fin, puedas desprenderte de este trastorno y comenzar a vivir de nuevo.
Bienvenidx!
